domingo, 23 de noviembre de 2014

Camille Claudel


Pasó los 30 últimos años de su vida en el manicomio de Montdevergues. Allí murió sola. Abandonada por todo el mundo, incluida su familia. Camille Claudel (1864-1943) cargaba a sus espaldas, 79 años de una vida tan dramática como fascinante. Y aún tendría que transcurrir mucho tiempo para que se reconociera su talento como escultora. Sobre todo, para que su personalidad artística volara por encima de su relación con Auguste Rodin. Su maestro. Su amante. Un genio déspota  del  que Camille fue víctima. Como lo fue de su familia  y de la sociedad misógina de la época.

La vida de Camille.

Camille  fue hija de una familia pequeñoburguesa en Villenueve, Francia. Tenía una pequeña renguera, que en parte marcó su vida.  Desde muy joven mostró gran facilidad para crear formas con sus manos. Trabajar y moldear todo tipo de materiales. Pero el talento natural no fue suficiente y buscó la maestría de la técnica en un taller. En su ciudad descollaba por su arte.
Su familia, jamás la comprendió. Un padre violento, una madre y hermana que prácticamente la odiaron por su talento y porque las convenciones de la época no podían aceptar que una mujer estudiara arte.
 Su hermano menor, Paul Claudel, escritor muy reconocido, consiguió que sus padres autorizaran la entrada de su hermana en un taller de Auguste Rodin, famosísimo escultor. En ese momento Camille tenía todo para triunfar: talento, inteligencia, coraje, belleza.


 


Rodin, el maestro y el amante.

 Rondaba los 20 años y se encontraba en la plenitud de su belleza y de su fuerza creativa. Rodin y ella se hicieron amantes inmediatamente.  El tenía 44 años y una apariencia imponente.  Los tormentos amorosos no tardaron en llegar. No es sólo que él fuese un hombre casado y promiscuo, sino que incluso tenía otra  "amante estable", Rose Beuret, que se convertiría en gran enemiga y pesadilla recurrente en la vida de Camille. La relación amorosa y de aprendiza duró casi diez años. Y los ataques de celos y peleas fueron públicos y constantes. Su familia se desvinculó de ella, al enterarse que vivía “en pecado”. Nunca llegó a convivir con Rodin. Se dice que Camille quedó embarazada en varias ocasiones, pero no se sabe si llegó a dar a luz o entregó sus hijos en adopción. De un modo u otro fue una experiencia desgarradora.

En esos años esculpió obras maravillosas como El vals, Sakuntala, Las bañistas, La edad madura ( alegoría de su propia vida) pero la mayoría de su obra se ha perdido o se halla desperdigada por el mundo. Del conocimiento de su obra puede deducirse que si bien Rodín influyó en su arte, no puede cuantificarse cuanto influyó ella en la obra de él. El tiempo que permanecieron juntos fue el de mayor creatividad de Rodin, pero sus obras aparecen muy semejantes. ¿Quién copiaba a quién? También aparecen innumerables esculturas sin firma, que automáticamente se adjudican a él, pero que tienen más el estilo de ella. Rodin se ocupaba de sus necesidades, pero jamás le pagaba un sueldo, ni como ayudante, ni como modelo, rol que muchas veces desempeñó.
Ella aprendió rápidamente y Rodin le permitió participar en muchas de sus grandes esculturas. Aunque, temeroso de su personalidad y talento arrasadores, intentaba rebajar su protagonismo en el estudio. Camille dejó escrita en su correspondencia de la época que él se aprovechaba de ella, que las obras que presentaba como propias eran producto de su talento menospreciado.
Las vejaciones y humillaciones se sucedían.  Una y otra vez le prometía que se casarían, pero todo era una mentira. Camille, profundamente humillada, abandonó a Rodin.


La soledad,  la locura y el encierro.
  Se encerró en su propio estudio y comenzó a tratar de abrirse camino, sola como escultora. Pero la escultura es un arte muy caro y sin medios, al poco tiempo terminó en la miseria. Tenía aproximadamente 30 años. Carecía de todo: calor en invierno, ropa decente, insumos para sus obras. Vivía para trabajar, pero nunca pudo lograr reconocimiento. Mientras Rodin era aclamado, las esculturas de Camille eran prácticamente ignoradas.
Cada día se fue encerrando más en si misma. Y parece que entonces enloqueció, según dicen las crónicas. Esculpía y rompía sus obras. Los vecinos de su taller la oían gritar todo el día.  Perdió su belleza y su única relación fueron las decenas de gatos que vagabundeaban por su estudio.
Una tarde, tres enfermeros echaron la puerta abajo y le colocaron una camisa de fuerza. Por orden de su madre, fue ingresada en un sanatorio psiquiátrico próximo a París. Nunca más volvió a esculpir . Se le diagnosticó "una sistemática manía persecutoria acompañada de delirios de grandeza". Permaneció 30 años encerrada.  Por más que suplicaba por atención médica, por visitas, por un hospital más acogedor, jamás lo logró. Allí nadie sabía siquiera que era una escultora de talento.
“ Tras apoderarse de la obra realizada a lo largo de toda mi vida, me obligan a cumplir los años de prisión que tanto merecían ellos...". Estas palabras fueron escritas por Camille  al cumplirse el séptimo año de lo que ella misma calificaba como "penitencia", su internamiento en el manicomio.
Su madre se ocupó, a pesar de que Camille, pasaba períodos de lucidez de que nunca tuviera contacto con ninguna persona, ni siquiera por carta. Cuando murió, ni siquiera su cuerpo pudo ser rescatado del manicomio.
Casi medio siglo después de su muerte, sus obras renacieron ,viajaron y asombraron. En Tokio, los ciegos pidieron permiso para palpar sus  esculturas. Pudieron tocarlas. Dijeron que las esculturas respiraban.
Una exposición en  Madrid, con cerca de un centenar de sus obras, arroja luz acerca de la obra y la tortuosa personalidad de Camille.
 En el imaginario colectivo, ella conserva las trazas sensuales de la actriz francesa Isabelle Adjani, quien la resucitó para el cine en La pasión de Clamille Claudel  en1988, con Gerard Depardieu como Rodin. Las fotografías descubren una mujer de deslumbrantes ojos verdes con aura dorada y una infinita tristeza.

Cuantas mujeres con talento, con vidas invisibles, atrapadas, encorsetadas en medios de prejuicios habrán vivido a través de los milenios poblando  un  mundo que las ignoró y las desconoció.
"No he hecho todo lo que he hecho para terminar mi vida engrosando el número de recluidos en un sanatorio, merecía algo más". dejó escrito Camille.



lunes, 10 de noviembre de 2014

Las madres más famosas de la literatura.

Yocasta: Reina de Tebas, de quien se han escrito múltiples versiones de su vida o leyenda. La principal dice que fue separada de su hijo Edipo, cuando este era un niño. Al crecer Edipo, accidentalmente mata a su padre, y sin saber que Yocasta es su madre se casa con ella. Sobre el final,  se dice que al enterarse Yocasta se suicida, en otras versiones Edipo la mata y se arranca los ojos. Freud define el complejo de Edipo como el deseo inconsciente de mantener una relación sexual  con el progenitor del sexo opuesto partiendo de la historia de Yocasta y Edipo.



La madrastra de Blancanieves: La vanidosa y malvada madrastra de Blancanieves,  no soporta que haya otra mujer más hermosa que ella.   Cuando descubre, a través de un espejo mágico,  que Blancanieves es la más bella manda a matarla. Se entera que Blancanieves no ha muerto y entonces,  se disfraza de bruja para llevarle la famosa manzana envenenada. Finalmente Blancanieves se salva y vive feliz por siempre. De aquellos cuentos tradicionales proviene el mito de la madrastra bruja y malvada. Hoy con las familias ensambladas, ese concepto negativo no tiene ningún asidero.

La madre de Ana Frank: Edith Frank ( 1900 - 1945), fue la madre de Ana y Margot Frank, esposa de Otto Frank. Entrañable familia  judía alemana refugiada en los Países Bajos que fue perseguida por los nazis junto a otra familia y permanecieron refugiados en una  "Casa de atrás". Contuvo a toda su familia en ese terrible cautiverio, a pesar de que las relaciones en el encierro resultaron  muy dificiles . Capturados  en 1944, Edith murió  en Auschwitz, separada de sus hijas, quienes perecieron en  Bergen-Belsen. El diario de Ana Frank se convirtió en la cara más visible del horror del nazismo.

La mujer de Martín Fierro: Fierro canta: “ Tuve en mi pago/ Hijos, hacienda, mujer/ Pero empecé a padecer/ Me echaron a la frontera/ ¡Y que iba a hallar al volver! / Tan solo hallé la tapera”. En estos versos y en otros, Martín Fierro comprende y justifica a su china, siente compasión hacia ella por la vida tan dura que lleva. Puede pensarse que se habla de la mujer como de una posesión más, como algo que hay que cuidar, lo cual es totalmente lógico en la idiosincrasia del gaucho. Mujer y madre en la pampa argentina, muy invisibilizada por el rol del varón.

La Señora Bennet: Orgullo y prejuicio es una de aquellas novelas paradigmáticas, que no pasan de moda. No es solo una historia de amor, es el retrato de una época realizado por una escritora que describe desde el mismo escenario donde ocurren los hechos. La señora Bennet es la esposa quejumbrosa, excitable y maleducada del señor Bennet, la madre de Elizabeth y sus hermanas. Es frívola y poco inteligente. Su principal preocupación en la vida es ver a sus hijas bien casadas, sin importarle con quien, mientras sean ricos . Jane Austen advierte que la Sra. Bennet es "peligrosamente tonta”. Personaje inolvidable, pero insoportable, si los hay.

Isabel Allende: En diciembre de 1991, Paula cae enferma de porfiría, su madre Isabel Allende, al lado de su cama  comienza a escribirle, en un sencillo cuaderno, la historia familiar  para que cuando despierte, pueda  recuperar su memoria. En aquel desolador hospital de Madrid, Isabel narra esa historia familiar a la vez que nos relata el deterioro irreversible de Paula. La lucha dia a dia de Isabel, el traslado de Paula a California, y el desgarrador final constituyen uno de los libros más entrañables jamás escritos. Paula se ha convertido en un libro de memorias que deja el alma al descubierto. Totalmente recomendable para aquellas almas sensibles.

Ursula Iguarán:  Es la famosa esposa de José Arcadio Buendía, en Cien años de soledad de Gabriel García Márquez. Además de esposa de José Arcadio, era su prima, por lo que el   matrimonio está atravesado por el temor al presagio que a causa de su parentesco pudieran tener un hijo con cola de puerco. Es también madre de José Arcadio Buendía (hijo), Aureliano Buendía y Amaranta Buendía.   Incrédula, etérea y fantasmal, deambula como si caminara adherida a las paredes.  Muere entre los ciento quince y los ciento veintidós años. Representa a la mujer fuerte que saca adelante a su familia.

La madre de Mafalda.  La madre de Mafalda se llama Raquel. Del padre nunca se supo el nombre.  Es una jóven y típica ama de casa de los años '60, que vive un poco atormentada por el remordimiento de no haber terminado su carrera. Preocupada hasta la histeria por lo que pasa dentro de su microclima hogareño, se siente esclava de su casa. Cocina, lava, plancha, hace las compras, y padece el dilema diario de pensar qué va a hacer de comer.  No requiere complicaciones para ser feliz, y da lecciones de humildad y sacrificio a su pequeña hija inquieta por las adversidades del Mundo.

La Señora March: Todas las niñas de mi generación leímos Mujercitas. Aquellas entrañables Meg, Jo, Beth y Amy acompañaron nuestra infancia. La madre  cuidaba de  las chicas y de la casa. Se involucra en trabajos caritativos e intenta guiar la moral de las mujercitas, modelando su conducta. El marido, lo que hoy llamaríamos un padre ausente, se ha empobrecido tras algunos malos negocios. La novela  introduce una  auténtica revolución en lo que tiene que ver con los personajes femeninos en la literatura de aquella época.

Anna Karenina: Anna, esposa de un alto funcionario ruso y madre de un niño  se enamora de Vronski, un guapo militar. Al quedar embarazada de su amante  desafía  el acatamiento a las convenciones sociales de la época. La alta sociedad rusa le da la espalda mientras se le estrecha el cerco que culminará en su suicidio: su marido no quiere concederle el divorcio y se niega a que vea a su hijo. Desesperada y  abrumada  Ana se arroja bajo las ruedas de un tren. Es uno de los mejores ejemplos de novela psicológica del siglo XIX. El adulterio, la maternidad, el pecado conforman una tragedia relatada por Tolstoi de un modo polifacético y complejo. Hace que sea considerada por muchos, la mejor novela de todos los tiempos.


viernes, 7 de noviembre de 2014

Vulnerabilidad educativa.

Hoy se habla mucho de  condiciones de vulnerabilidad. Puede ser social, educativa, personal  o de otro tipo. Puede definirse como la capacidad disminuida de una persona o un grupo de personas para anticiparse, hacer frente y resistir a los efectos de un peligro natural o causado por la actividad humana, y para recuperarse de los mismos. Es un concepto relativo y dinámico. La vulnerabilidad casi siempre se asocia con la pobreza, pero también pueden ser vulnerables  personas que viven en aislamiento, inseguridad o indefensión ante riesgos, traumas o presiones.



 El concepto de “vulnerabilidad educativa” permite analizar la complejidad de las problemáticas relacionadas con las trayectorias escolares y el vínculo de escolarización de niños, niñas y jóvenes. La perspectiva de la “vulnerabilidad educativa” implica atender a posibles interrupciones y desfasajes en las trayectorias escolares de los alumnos desde las propias instituciones escolares a las que esos niños concurren.  Estamos hablando de aquellos niños que por diferentes causas no pueden realizar una trayectoria educativa “lineal” como la mayoría de las personas creen que debería ser.


Las trayectorias escolares
El recorrido de los alumnos por el sistema educativo puede ser descripto como una trayectoria. La escolaridad obligatoria está conformada sobre la hipótesis de un tránsito regular, graduado, correspondiente a un ingreso a la educación inicial a los 4 años de edad, y un recorrido sin demoras ni interrupciones hasta la finalización de la educación secundaria a los 17 ó 18 años de edad.
Los recorridos reales de los alumnos por el sistema educativo, sin embargo, no necesariamente corresponden a esta trayectoria teórica.
 “Estar en la escuela” puede suceder de muchas maneras.
Comprender y atender situaciones de vulnerabilidad educativa involucra un trabajo de reflexión que permita pensar aspectos de la cultura escolar de cada uno de los Niveles educativos. Muchos indicadores que muestran dificultades en las trayectorias escolares de los niños tienen      que ver con la cultura propias de las Instituciones, que no pueden “despegarse” de la educación tradicionalista y de la idea de  trayectorias lineales.


Educación Primaria.
En Educación Primaria, las problemáticas refieren a la sobreedad y la repitencia  e inciden en cambios de grupo, de turnos o de escuela, lo que repercute en otras formas de alteración de la escolaridad, y en muchos casos derivan en problemáticas acumuladas a lo largo del trayecto por la escolaridad obligatoria.
La tasa de sobreedad constituye un indicador que se va incrementando a medida que consideramos la progresión hacia los años finales de la Educación Primaria. Los alumnos con sobreedad son aquellos “que tienen una edad superior a la considerada teórica para el año de estudio que están cursando”.
Es frecuente escuchar frases del tipo “con este alumno no se puede hacer nada”, “yo le enseño pero no aprende”, “seguramente va a repetir”, “qué querés con la familia que tiene”; frases que claramente portan representaciones sociales muy fuertes y determinantes, dichos que no hacen más que legitimar y depositar el fracaso en el alumno y su familia.
Ahora bien, ¿cuándo puede decirse que la edad real de un alumno constituye un problema para su escolaridad?, ¿cuántos años de sobreedad exigen una atención específica por parte de la escuela y del sistema educativo?, ¿en qué medida está preparada la escuela para trabajar con grupos heterogéneos desde el punto de vista de su edad y su trayectoria educativa? Preguntas para pensar….


Educación Secundaria.
Uno de los factores claves es  el abandono escolar, que es un fenómeno complejo que responde a una multiplicidad de factores. Su incidencia más relevante es  en el nivel Secundario, y particularmente en los últimos años de escolaridad.
Desde las distintas instancias del Sistema Educativo se han  puesto en marcha múltiples políticas que se dirigen a atender y disminuir el fenómeno del abandono escolar . Estas acciones están obteniendo importantes resultados en la atención de situaciones de abandono que ya se habían producido, volviendo a vincular a niños, niñas, jóvenes y adultos con el Sistema educativo.
 Se busca  impactar sobre factores fuertemente asociados al abandono escolar, como la carencia de recursos económicos y las situaciones sociales desfavorables, mediante programas de becas y otras ayudas escolares. En el largo plazo, además, la implementación de la educación secundaria obligatoria busca, entre otras cosas, fortalecer el sentido que tiene la escolarización para los jóvenes y generar mejores condiciones para continuar la trayectoria educativa.
El análisis de casos y testimonios de jóvenes que reconocen haber abandonado la escuela da lugar a la formulación de interrogantes más amplios acerca del abandono. Hay jóvenes que se consideran alumnos de la escuela a pesar de haber dejado de asistir a lo largo de varios meses. También hay directivos y docentes que siguen considerando en la documentación y en la estadística a sus alumnos a pesar de que no cumplen con las condiciones de regularidad ( lo consideran alumno regular a pesar de que asista irregularmente) También, hay situaciones inversas, donde  los actores y/o  Instituciones  deciden cortar el vínculo con determinados alumnos (escuelas expulsivas) o situaciones en las que aun cuando se cumplen requisitos formales, la relación entre el alumno y la escuela se encuentra en proceso de disolución.

Conclusiones.
La noción de vulnerabilidad educativa entendida como el conjunto de condiciones que debilitan el vínculo de escolarización de un alumno, sirve para prestar particular atención a lo que sucede en las escuelas, al momento de definir políticas de inclusión educativa.
La vulnerabilidad educativa que puede creerse tiene que ver con determinados sectores sociales, está instalada más allá de esta variable. Atraviesa todas las clases sociales y edades . Es tarea de todos los sectores involucrados trabajar en forma conjunta para que TODOS los alumnos de nuestras escuelas puedan realizar su escolaridad en Instituciones que atiendan a cada trayectoria en particular.

Para finalizar, comparto estas palabras de Graciela Frigerio …vamos anudando teorías y prácticas, historias pasadas y diseño de futuro, vamos entrelazando actores, inventando texturas institucionales, dando cuerpo a escuelas, despertando en otros la mirada del asombro con interés, ofreciendo pluralidad de sentidos, poniendo en acto la intencionalidad docente en la que se despliega el deseo de enseñar, creando puentes para que el deseo del saber se exprese como intencionalidad de aprender”.
                                Fuente: Definiciones de vulnerabilidad educativa

                                 Serie Planeamiento, Investigación y Estadística.                          Dirección General de Cultura y Educación.