sábado, 31 de mayo de 2014

Andres Carrasco y el glifosato.



Días atrás falleció  Andrés Carrasco, el científico argentino  que confirmó los efectos devastadores del glifosato, acompañó con su investigación a los pueblos fumigados y cuestionó que la ciencia esté al servicio de las corporaciones.
El peridista Darío Aranda de la revista cordobesa Mu, fue quien acompañó desde 2009 la lucha de Andrés Carrasco sobre los efectos de las fumigaciones con agroquímicos y fue quien recogió sus testimonios.
Andrés fue Presidente del Conicet y jefe del Laboratorio de Embriología de la UBA. Treinta años de carrera, con descubrimientos científicos muy importantes .

Sus descubrimientos.
Su investigación sobre el glifosato fue  tapa de los diarios en abril de 2009. La noticia: el glifosato, el químico pilar del modelo sojero, era devastador en embriones. Nada volvió a ser igual. Organizaciones sociales, campesinos, familias fumigadas y activistas tomaron el trabajo el Carrasco como una prueba de lo que vivían en su territorio.
“No descubrí nada nuevo. Digo lo mismo que las familias que son fumigadas, sólo que lo confirmé en un laboratorio”, expresaba Andrés. Y comenzó a ser invitado por  Universidades,  Congresos científicos, asambleas socioambientales y escuelas fumigadas. El intentaba que sus descubrimientos llegaran a la mayoría de las personas.
También ganó muchos enemigos. Los primeros,  fueron las empresas de agroquímicos.  Comenzó a recibir llamadas anónimas, fue desacreditado por pares, funcionarios y periodistas.
Pero Carrasco no se calló: “Creen que pueden ensuciar fácilmente treinta años de carrera. Son hipócritas, cipayos de las corporaciones, pero tienen miedo. Saben que no pueden tapar el sol con la mano. Hay pruebas científicas y, sobre todo, hay centenares de pueblos que son la prueba viva de la emergencia sanitaria”.
Los medios dominantes lanzaron una campaña en su contra. No podían permitir que un reconocido científico cuestionara el agronegocio. Llegaron a decir que la investigación no existía y que era una operación del gobierno para prohibir el glifosato, una represalia por la fallida 125. Finalmente  Carrasco renunció a su cargo de   Secretario de Ciencia en el Ministerio de Defensa.

El silencio no es salud
Empresas, funcionarios y científicos lo habían acusado de no publicar su trabajo de glifosato en una revista científica, sino en un diario.  Carrasco consideraba que este tema que tanto impacto tenía sobre la salud pública debía tener difusión urgente y masiva.  Explicaba que lo había conmovido el sufrimiento de las Madres del Barrio Ituzaingó de Córdoba. Y que no podía permanecer indiferente.
En agosto de 2010, en Chaco, estaba por dar una charla, pero empresarios arroceros y punteros políticos intentaron lincharlo. Había concurrido a una escuela de un barrio fumigado, y no pudo hablar. Lo sorprendió la violencia de los defensores del modelo sojero.
Ese mismo agosto, la revista estadounidense Chemical Research in Toxicology (Investigación Química en Toxicología) publicó su investigación .
Lentamente Carrasco  comenzó a tejer diálogos con otros investigadores, de bajo perfil, investigadores de Universidad de Río Cuarto y de la Facultad de Ciencias Médica de Rosario y armando una red por fuera de organismos oficiales que se comenzaron a ocupar del tema.
Carrasco también alertaba sobre el  glufosinato de amonio y lo mencionaba como posible sucesor del glifosato: “El glufosinato en animales se ha revelado con efectos devastadores. En ratones produce convulsiones y muerte celular en el cerebro. Con claros efectos teratogénicos (malformaciones en embriones). Todos indicios de un serio compromiso del desarrollo normal”, precisaba.
En marzo de 2011 se conoció que la embajada de Estados Unidos lo había investigado y había hecho lobby en favor de la empresa Monsanto. Documentos oficiales filtrados por Wikileaks confirmaban el hecho. “No esperaba algo así, aunque sabemos que estas corporaciones operan al más alto nivel, junto a ámbitos científicos que les realizan estudios a pedido, medios de comunicación que les lavan la imagen y sectores políticos que miran para otro lado. Estaban, y están, preocupados. Saben que no pueden esconder la realidad, los casos de cáncer y malformaciones se reiteran en todas las áreas con uso masivo de agrotóxicos”.

Sus últimos pasos.
Carrasco, sentía la soledad en su lucha, antiguos compañeros de estudios y trabajo le daban la espalda. Consideraba que había demasiadas miserias en el mundo científico. Tampoco ningún medio le otorgaba espacio.
Logró tener  un programa en FM La Tribu donde nadie lo censuraba y daba gran protagonismo a las asambleas y organizaciones en lucha contra los agroquimicos. El nombre del programa era todo un mensaje: “Silencio cómplice”.
Viajó a México al Tribunal Permanente de los Pueblos (tribunal ético internacional, de carácter no gubernamental que evalúa la violación de derechos humanos). Allí  se descompuso y fue trasladado de urgencia. Lo operaron en Buenos Aires y estuvo largas semanas internado. Estaba muy interesado con lo que ocurría con la instalación de Monsanto en Malvinas Argentina, Córdoba y el bloqueo que se estaba llevando a cabo.
El 27 de marzo concurrió a nuestra vecina ciudad de  Los Toldos, a una audiencia pública sobre agroquímicos. Estaba débil, pero no quiso faltar. Sucedió lo mismo en la Facultad de Medicina, en la Cátedra de Soberanía Alimentaria, donde habló de los alimentos transgénicos y los agroquímicos. No estaba bien, estaba muy dolorido. Entendía esos espacios como lugares de lucha, donde debía explicar los efectos de los agroquímicos.
Al fines de abril  lo volvieron a internar. Finalmente falleció el 10 de mayo a los 67 años.

Su legado
 No hubo despedidas en grandes medios, ni palabras de ocasión de funcionarios, pero recorriendo Google se encuentran múltiples reconocimientos de  científicos sensibles a los problemas ambientales y  que muestra  el pesar de compañeros y seguidores en esta lucha.
Andrés Carrasco optó por un camino difícil : cuestionar un modelo de corporaciones y gobiernos y decidió caminar junto a campesinos, madres fumigadas, pueblos en lucha.  Andrés Carrasco ya tiene un lugar en la historia viva de los que luchan.

Sus palabras.
“(Sobre la ciencia oficial) Habría que preguntar ciencia para quién y para qué. ¿Ciencia para Monsanto y para transgénicos y agroquímicos en todo el país? ¿Ciencia para Barrick Gold y perforar toda la Cordillera? ¿Ciencia para fracking y Chevron?”
“Mucha gente fue solidaria conmigo, piensa que lo que uno hizo tuvo importancia para ellos, tienen derecho a saber que hay instituciones del Estado que privilegian la arbitrariedad para sostener discursos “.
“Los mejores científicos no siempre son los más honestos ciudadanos, dejan de hacer ciencia, silencian la verdad para escalar posiciones en un modelo con consecuencias serias para el pueblo”.



2 comentarios:

  1. ¡Qué poco sabemos de estos temas los ciudadanos "de a pie"- los comunes-! Gracias, Laura, por difundirlo.

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  2. Es verdad, Alfa, está todo armadito para que no nos enteremos, por ningún lado ! Gracias por entrar aquí , siempre !

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